Ayer… Tempranito en la mañana:
Yo: (durmiendo)
La Jeva: Caminé al perro.
Yo: … (aun dormido)
La Jeva: Luego fuimos a dar una vuelta en el carro.
Yo: ok… (trying to gather where I am and who should I be)
La Jeva: Traje empanadillas de pizza…
Yo: 😍… (desperté… casi casi)
Le Jeva: Te espero?
Yo: no… (aun groggy)… me levanto mas horita!
La Jeva: Bueno, pues te pongo tus empanadillas en el microondas para cuando te levantes.
Yo: (cierro los ojos)
No pasan ni cinco minutos…
La Jeva: Las empanadillas están bien malas. Están ciegas, duras y secas. Las voy a botar!
Yo: NO LAS MÍAS NO!
La Jeva: Parece que las hicieron en «air fryer»…
Yo: NO ME IMPORTA NO ME BOTES MIS EMPANADILLAS!
La Jeva: ok…
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START SIDE NOTE:
Yo soy un hombre fácil. Comida o tetas y me haces feliz. Nalgas o postre y me enamoras. Fácil.
Pero si me prometes comida… y no me cumples… pa fuera y no vuelvas!
END SIDE NOTE
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Me despierto. Me lavo la boca. Me lavo la cara. Y mientras hago eso en semi-automático estoy pensando, «dioj meo, esta mujer tiene que estar exagerando, mira y que botar empanadillas! EMPANADILLAS! Tiene que estar exagerando… How bad can it be? En serio… HOW BAD COULD IT BE!?»
(i would soon find out, that it was indeed, really bad!)
Voy a la cocina, me dirijo al microondas, lo abro, veo la bolsa de papel y asumo que las empanadillas están adentro. Pero, en retrospectiva, la bolsa de papel debió haber sido un tremendo warning sign… Y es que la bolsa de papel se veía casi nueva… sin ningún rastro de haber absorbido grasa… ni un chispito… i shoulda known
Pienso, «deja calentarlas un chin.» Cierro la puerta del micro. TIME COOK. ONE. ONE. START. Espero los once segundos. BEEP.
Abrí la puerta del micro y saque la bolsa de las empanadillas y mi sonrisa de lao a lao. Empanadillas! EMPANADILLAS!
Saco una empanadilla de la bolsa…
Ustedes saben cuando tienen una empanadilla en la mano. Se le caen cantitos. Se dobla donde la tocas. Una buena empanadilla es mullida como seno frondoso de señorita núbil. Una buena empanadilla nada mas de tenerla en tus manos puedes sentir el aura del aceite donde la frieron, es como una sensación de humedad pesada como la entrepierna de señorita núb… ahemm
Esta empanadilla no tenia nada de eso… Solida, casi lisa, seca…
«how bad can it be? really?», pensé.
Abro la boca. Meto la punta de la empanadilla. Aprieto la quijá…
«oh my god!»
Aprieto mas… «this is a mistake!»
Pasa una eternidad para que mis dientes vuelvan a encontrarse. Siento que tengo el desierto del Sahara en la boca. Pero en vez de granos de arena son cantos de cemento. El cielo de mi boca se siente como espalda de esclavo torturado a latigazos….
«I AM AFRAID FOR MY LIFE!»
…
…
…
…
…
…
…
…
Para que el cuento termine con un happy ending:
Luego de recuperarme del impacto ocasionado por la «empanadilla» eslash bloque de cemento que traté de morder. Luego de mirarme los dientes en el espejo y asegurarme que no había perdido alguno. Me monté en el carro. Y fui a un doñito dominicano que tiene una guagüita en la esquina frente a la gasolinera. Ese doñito hace las mejores empanadillas. Y cuando yo voy, como ya me conoce, y sabe que le doy propina, me hace las empanadillas al momento y no me da de las de la vitrina.
Le Jeva y yo finalmente comimos empanadillas. Hasta el perro comió un cantito de trenza.
Las empanadillas que me trajo La Jeva las guardé para un construcción que estamos haciendo en el patio. True story.