Trato de tener siempre presente que una mala acción no necesariamente hace mala a una persona. Por eso muchas veces trato de obviar las injusticias que percibo de ciertas personas. Por otro lao, hay un refrán que dice: Perdona a tus enemigos, pero nunca olvides sus nombres.
Tengo una vecina… Todos tenemos ese vecino que es… especial… right?… Pues tengo una vecina
Llamémosle… Sandra
Porque Sandra? Porque todas las Sandras que conozco son bien buena gente.
Sandra es mayor y vive sola. Pero siempre anda pendiente de cuando salgo y cuando llego. Nunca saluda, ni da los buenos días, pero me hace preguntas como si yo fuese su Google personal. No le tengo mala fe ni mucho menos odio. Pero hace unas semanas se puso con cosas con La Jeva… Y pues… Si antes le contestaba y le ayudaba en lo que pudiese… pues ahora la evito… porque sé que es posible que no responda bien.
Anyway, Sandra realmente no importa. Solo hablo acerca de ella porque es importante para el sueño que voy a contar.
Soñé que estaba de vuelta en la oficina (que horrible!). El edificio de la oficina de mi sueño era como un aeropuerto o como un mall. Pasillos grandes. Gente caminando to and fro. Techos altos y bien iluminados. Y el ruido de muchas conversaciones de gente hablando de trabajo o de trivialidades. Normal…ish
Que pasa que en el sueño como que estoy terminando lo que estoy haciendo y ya como que va siendo hora de irme. Me paro. Y me doy cuenta de que me falta un zapato.
respiro profundo
Digo mil malas palabras en el sin-sonido de mis pensamientos.
Empiezo a mirar en el cubículo de al lado. En el escritorio del otro lado. En los zafaconcitos. Hasta en las gavetas que están en mi derredor. No encuentro el dichoso zapato. El del pié izquierdo.
Pero en uno de los cubículos si encuentro un par de tenis. Como de joggear. Y los miro así de reojo. Y se… Estoy 100% seguro… De que esos tenis me sirven. Y sin pensarlo dos veces, me los pongo. Good to go!
Pero que pasa que no hago mas que ponerme los tenis que viene gente a preguntarme por cosas que estoy haciendo. Que como va la programación del proyecto que estoy haciendo. Qee si cuando termina el reporte. Que vamos a estar a tiempo para hacer el deploy antes del deadline. Etc etc… Ah pero que ahora quieren un meeting para ahora mismo…. Pues vamos al meeting pero rápido que sean 5 minutos que ya yo estaba de salida…
Me meto a una oficina para el meeting. Y como siempre miro pa’bajo en lo que la gente habla y dice sandeces… Y me doy cuenta… Que me falta uno de los tenis. Yep, el izquierdo.
Maldita sea la madre del cabrón que me lleva los tenis puñ…!!! Porque se me sale el tenis coñ…!!!
Esta vez le digo a la gente en el meeting, «Mira, miren a ver si ven por ahí uno de mis tenis que no se porque o como pero se ma ha perdido.» Y la gente empieza a mirar, y nadie encuentra nada, y ya yo estoy medio encojonao. Así que me salgo del meeting… Y sigo caminando para mi escritorio… Y mirando pal piso a ver si veo mi zapato izquierdo. O el tenis izquierdo.
Ni lo uno… Ni lo otro…
PERO!
Encuentro unas pantuflas. Bien cómodas… Y nada mas de mirarlas… Yo sé… Por supuesto… Me las puse.
Y no hago mas que ponerme las pantuflas… Que veo que se acerca Sandra.
Y Sandra empieza a hacerme preguntas. Primero son preguntas de trabajo. Luego preguntas estúpidas. Luego empieza a hacerme cuantos de que le duele aquí, le duele allá. Y yo, «Sandra discúlpame pero ya es hora de irme.»
Y no hago mas que decir eso… Que miro pa’bajo…
VEO ROJO!
Veo rojo porque no puedo creer que me falta la jodía pantufla del lao izquierdo y lo primero que pienso es la cabrona ésta de Sandra es la unica que lleva rato aquí conmigo esta cabrona me tiene que estar robando los zapatos! Y le digo, «Sandra, será que tu sabes donde estará mi zapato, y mi tenis, y mi pantufla?»
Pero Sandra no me está escuchando. Ella está ahí hablando y hablando haciéndome pregunta tras pregunta.
Y yo la agarro por los brazos y la miro fijamente a los ojos y le digo…
«SANDRA! No soy fanático de Coelho pero creo que tiene razón cuando dice que el universo conspira para darte lo que tu necesitas.»
«Pero Sandra…», le añado, «tu tienes que aceptar que es lo que tu necesitas para que el universo entonces te lo dé.»
Y acto seguido me desperté… Like de inmediato… Y dije en voz alta, como si le estuviera contestando en total acuerdo con mi Yo en el sueño, «Si, porque esa cabrona lo que necesita es un macho!»
Quiero que estén cien por ciento seguros, que nunca NUNCA le diría cabrona a Sandra. Mas que nada me da pena que viva sola. Creo que viene un hermano a veces. Y creo que alguna vez vi a su hija. Pero estar solo y viejo tiene que ser bien duro. Bien bien duro.
Creo que le voy a regalar un libro de Coelho…